Toxicidad:
Algunas cianobacterias producen toxinas y pueden envenenar a los animales que
habitan el mismo ambiente o beben el agua. Se trata de una gran variedad de
géneros y especies; algunas producen toxinas muy específicas y otras producen
un espectro más o menos amplio de tóxicos. El fenómeno se hace importante sólo
cuando hay una floración (una explosión demográfica), lo que ocurre a veces en
aguas dulces o salobres, si las condiciones de temperatura son favorables y
abundan los nutrientes, sobre todo el fósforo (eutrofización de las aguas). Los
géneros más frecuentemente implicados en floraciones son Microcystis, Anabaena
y Aphanizomenon. Los mecanismos fisiológicos de la intoxicación son variados,
con venenos tanto citotóxicos (atacantes de las células), como hepatotóxicos
(atacantes del hígado) o neurotóxicos (atacantes del sistema nervioso).  
 Floraciones
de cianobacterias (blooms): Las cianobacterias colonizan numerosos ecosistemas
terrestres y acuáticos. Sin embargo, en ambientes acuáticos es donde
especialmente se agregan, dando lugar a formaciones típicas conocidas como
floraciones o blooms. Estas proliferaciones en masa ocurren en aguas eutróficas
ricas en nutrientes (particularmente fosfatos, nitratos y amoníaco) bajo
temperaturas medianamente altas (15 a 30 °C) y donde el pH oscila entre 6 y 9.
Con todo, las floraciones cianobacterianas necesitan aguas poco removidas y sin
vientos para poder desarrollarse. Dichos blooms, resultan muy antiestéticos e
indeseables en aguas de recreo ya que cambian el aspecto del agua y causan
turbidez. Es más, está bien documentado que las cianobacterias, gracias a un
metabolismo secundario muy activo, son capaces de sintetizar un gran número de
compuestos orgánicos como antibióticos, antivirales, antitumorales, y también
otros compuestos nefastos como la geosmina y el 2-metil-isoborneol, que
confiere al agua de grifo un sabor execrable. Hay que añadir a todos estos
compuestos toxinas responsables de varios episodios conocidos de mortandad de
vertebrados (peces, así como ganado y otros animales que beben de las aguas
afectadas por el bloom) por ingestión de cianobacterias concentradas en la
orilla por la acción del viento.  (Stainer elal, 1992, Pág. 381)
                                    Floraciones
de cianobacterias (blooms): Las cianobacterias colonizan numerosos ecosistemas
terrestres y acuáticos. Sin embargo, en ambientes acuáticos es donde
especialmente se agregan, dando lugar a formaciones típicas conocidas como
floraciones o blooms. Estas proliferaciones en masa ocurren en aguas eutróficas
ricas en nutrientes (particularmente fosfatos, nitratos y amoníaco) bajo
temperaturas medianamente altas (15 a 30 °C) y donde el pH oscila entre 6 y 9.
Con todo, las floraciones cianobacterianas necesitan aguas poco removidas y sin
vientos para poder desarrollarse. Dichos blooms, resultan muy antiestéticos e
indeseables en aguas de recreo ya que cambian el aspecto del agua y causan
turbidez. Es más, está bien documentado que las cianobacterias, gracias a un
metabolismo secundario muy activo, son capaces de sintetizar un gran número de
compuestos orgánicos como antibióticos, antivirales, antitumorales, y también
otros compuestos nefastos como la geosmina y el 2-metil-isoborneol, que
confiere al agua de grifo un sabor execrable. Hay que añadir a todos estos
compuestos toxinas responsables de varios episodios conocidos de mortandad de
vertebrados (peces, así como ganado y otros animales que beben de las aguas
afectadas por el bloom) por ingestión de cianobacterias concentradas en la
orilla por la acción del viento.  (Stainer elal, 1992, Pág. 381)
Cianobacterias
y la historia de la Tierra: Las cianobacterias fueron los principales
productores primarios de la biosfera durante al menos 1.500 millones de años, y
lo siguen siendo en los océanos, aunque desde hace 300 millones de años han
cobrado importancia distintos grupos de algas eucarióticas (las diatomeas, los
dinoflagelados y los haptófitos o cocolitofóridos). Lo más importante (ver el
punto correspondiente) es que a través de la fotosíntesis oxigénica inundaron
la atmósfera de O2 hace unos 2.500 millones de años. Siguen siendo los
principales suministradores de nitrógeno para las cadenas tróficas de los
mares.
 Cianobacterias
y plastos: Los plastos son orgánulos que se encuentra en el citoplasma de las
células de las plantas y de las algas. Su función inicial es la de permitir la
transformación de energía luminosa en energía química (fotosíntesis). Ya a
finales del siglo XIX se postuló su origen como células independientes
adquiridas por una forma de simbiosis. Investigaciones realizadas en los 80
confirmaron que derivan de cianobacterias próximas a Synechococcus, que
contiene clorofila a y ficobiliproteínas al igual que los cloroplastos de las
algas rojas. La captura de cianobacterias que condujo a los plastos ocurrió una
sola vez, en un ancestro del clado llamado Primoplantae, en la estirpe que
conduce a las algas rojas (Rhodophyta) y las algas verdes (Chlorophyta), pero
luego en la evolución plastidial se han producido fenómenos de simbiosis secundaria
que han originado la gran diversidad actual de los plastos. Hay un grupo de
algas eucarióticas, los galucocistófitos (Glaucocystophyta), cuyos plastos
conservan el máximo parecido con una cianobacteria de vida libre, incluida la
pared de mureína entre las dos membranas de la envoltura. Las algas rojas
tienen en su aparato fotosintético la misma clase de pigmentos auxiliares, las
ficobilinas, que caracterizan a las cianobacterias. Taxonomía: La taxonomía de las cianobacterias está regida por dos códigos, el Código Internacional de
Nomenclatura de Bacterias y el Código Internacional de Nomenclatura Botánica;
esta duplicidad de nomenclatura causa una gran confusión. (Castelo
elal, 2008, Pág. 573)
Cianobacterias
y plastos: Los plastos son orgánulos que se encuentra en el citoplasma de las
células de las plantas y de las algas. Su función inicial es la de permitir la
transformación de energía luminosa en energía química (fotosíntesis). Ya a
finales del siglo XIX se postuló su origen como células independientes
adquiridas por una forma de simbiosis. Investigaciones realizadas en los 80
confirmaron que derivan de cianobacterias próximas a Synechococcus, que
contiene clorofila a y ficobiliproteínas al igual que los cloroplastos de las
algas rojas. La captura de cianobacterias que condujo a los plastos ocurrió una
sola vez, en un ancestro del clado llamado Primoplantae, en la estirpe que
conduce a las algas rojas (Rhodophyta) y las algas verdes (Chlorophyta), pero
luego en la evolución plastidial se han producido fenómenos de simbiosis secundaria
que han originado la gran diversidad actual de los plastos. Hay un grupo de
algas eucarióticas, los galucocistófitos (Glaucocystophyta), cuyos plastos
conservan el máximo parecido con una cianobacteria de vida libre, incluida la
pared de mureína entre las dos membranas de la envoltura. Las algas rojas
tienen en su aparato fotosintético la misma clase de pigmentos auxiliares, las
ficobilinas, que caracterizan a las cianobacterias. Taxonomía: La taxonomía de las cianobacterias está regida por dos códigos, el Código Internacional de
Nomenclatura de Bacterias y el Código Internacional de Nomenclatura Botánica;
esta duplicidad de nomenclatura causa una gran confusión. (Castelo
elal, 2008, Pág. 573) Las
cianobacterias, también conocidas como algas verdes-azules, son un grupo de
bacterias muy especiales que, hace 3.600 millones de años, inventaron la fotosíntesis
y cambiaron drásticamente la evolución de la vida. Generaron y mantienen toda
la existencia actual del planeta. Dos expertos mundiales en estos microrganismos,
el matrimonio formado por Jiri Komárek y Jarka Kómarkova, quienes recientemente
han visitado las Islas Canarias, consideran inexploradas estas especies en el
archipiélago.
Las
cianobacterias, también conocidas como algas verdes-azules, son un grupo de
bacterias muy especiales que, hace 3.600 millones de años, inventaron la fotosíntesis
y cambiaron drásticamente la evolución de la vida. Generaron y mantienen toda
la existencia actual del planeta. Dos expertos mundiales en estos microrganismos,
el matrimonio formado por Jiri Komárek y Jarka Kómarkova, quienes recientemente
han visitado las Islas Canarias, consideran inexploradas estas especies en el
archipiélago. 
Él
es profesor emérito de Botánica y Ficología de la Universidad de Bohemia y ella
es profesora del Instituto de Hidrobiología de la República Checa. En su visita
a las islas no daban crédito a la enorme biodiversidad de microalgas y
cianobacterias que pudieron analizar, concretamente, en el norte de
Fuerteventura, islote de Lobos y algunos barrancos del norte de la isla de Gran
Canaria. "Seguramente supera con mucho la diversidad que hemos estudiado
durante años en otras áreas del planeta", señalaron. Esta pareja de
científicos, que ha impartido un Curso internacional sobre taxonomía y
conservación de la cianobacterias subtropicales en el Centro de Biotecnología
Marina, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han continuado viaje
hacia Guatemala, al Lago Atitlán, en un programa de la Universidad de
California y Naciones Unidas, donde realizarán una prospección del
hipercrecimiento de cianobacterias tóxicas ocasionado por centros turísticos en
los lagos habitados por comunidades indígenas. 
 Para
Komárek estos microrganismos son fascinantes "porque combinan las características de bacteria por un lado y de planta por otra. Las cianobacterias inventaron la
fotosíntesis y cambiaron la vida en el planeta", dice. "Son capaces
de inyectar oxigeno en la atmósfera y permitir que se generare la capa de
ozono. Son organismos que colonizan todos los ambientes: marinos,
dulceacuícola, terrestres y hasta en el punto más árido del desierto del Sahara
se puede encontrar tapices de cianobacterias". Además, afirma este
experto, estos microrganismos, al entrar en simbiosis con otras células,
crearon las células actuales de las plantas terrestres; la clorofila (el
pigmento que le da el color verde) no es más que la consecuencia de la
presencia de las cianobacterias en las plantas (en forma de cloroplastos).
"Son por tanto el invento más revolucionario que se ha dado en el planeta,
al ser capaces de robar electrones al agua y producir energía y condensar el
carbono y como "residuo tóxico" producir oxigeno del que vivimos
todos", dice: "Si me dejan puedo estar horas hablando de las
cianobacterias", advierte el veterano investigador, de casi ochenta años
" y puedo explicar a través de ellas todo lo que nos rodea, el paisaje y
hasta a nosotros mismos. Son microrganismos muy antiguos y no han cambiado
desde sus orígenes hace 3.600 millones de años. Pero éstos son los responsables
de la evolución en la tierra." (Campbell elal, 2005, Pág.
621)
Para
Komárek estos microrganismos son fascinantes "porque combinan las características de bacteria por un lado y de planta por otra. Las cianobacterias inventaron la
fotosíntesis y cambiaron la vida en el planeta", dice. "Son capaces
de inyectar oxigeno en la atmósfera y permitir que se generare la capa de
ozono. Son organismos que colonizan todos los ambientes: marinos,
dulceacuícola, terrestres y hasta en el punto más árido del desierto del Sahara
se puede encontrar tapices de cianobacterias". Además, afirma este
experto, estos microrganismos, al entrar en simbiosis con otras células,
crearon las células actuales de las plantas terrestres; la clorofila (el
pigmento que le da el color verde) no es más que la consecuencia de la
presencia de las cianobacterias en las plantas (en forma de cloroplastos).
"Son por tanto el invento más revolucionario que se ha dado en el planeta,
al ser capaces de robar electrones al agua y producir energía y condensar el
carbono y como "residuo tóxico" producir oxigeno del que vivimos
todos", dice: "Si me dejan puedo estar horas hablando de las
cianobacterias", advierte el veterano investigador, de casi ochenta años
" y puedo explicar a través de ellas todo lo que nos rodea, el paisaje y
hasta a nosotros mismos. Son microrganismos muy antiguos y no han cambiado
desde sus orígenes hace 3.600 millones de años. Pero éstos son los responsables
de la evolución en la tierra." (Campbell elal, 2005, Pág.
621) 
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