LINA VANESSA GIL BERMUDEZ LA EVOLUCIÓN POR MEDIO DE LAS CIANOBACTERIAS: ANTECEDENTES

ANTECEDENTES

El estudio que se va ha exponer ahora se llama "Algas y cianobacterias en aguas dulces" se realizo en Estados unidos: 

Algas y cianobacterias en aguas dulcesPrincipio del formulario

Consolidar el Banco Nacional de Algas y el inicio de un programa de I+D+I permitiría, según García-Blairsy, rehidratar el desierto del Sahara, un proyecto que denomina Green Desert y que promueve la Fundación Bioagramar. "En la Universidad de San Diego, en Estados Unidos, están realizando un gran trabajo en este ámbito científico-tecnológico-empresarial del mundo de la algología aplicada. En Canarias tenemos por el momento unas condiciones ambientales formidables y deberíamos no perder el tren", asegura el científico. "Actualmente, existen plantas y microalgas en ambientes naturales con enormes potenciales, pero la erosión genética (pérdida de biodiversidad) es vertiginosa", añade, y pone como ejemplo el Saladar de Bristol, en el norte de Fuerteventura "un lugar que frecuento, y que en unos pocos años ha perdido una gran parte de su biomasa y biodiversidad marina."  
Garcia-Blairsy es optimista y cree que la crisis es una gran oportunidad para que las autoridades apuesten por esta investigación, que supondría una alternativa económica viable al monocultivo de la construcción y el turismo, dando paso a una nueva fuente de energía, con algas como biocombustible, y a la emergencia de todo un nuevo ecosistema industrial destinado al consumo humano, pienso y bioactivos. Este investigador espera hacer realidad su proyecto Green Desert, donde, además del BNA (Banco Nacional de Algas), se potencie la Fundación Agramar y se haga realidad el Centro Tecnológico en Arinaga, al sur este de Gran Canaria, con aproximadamente 11 hectáreas. Posteriormente, si esto funciona, está previsto el desarrollo de un Parque Industrial en Fuerteventura de aproximadamente unas 300 hectáreas y por último, se daría el salto a su sueño, un proyecto de cooperación en el desierto del Sahara (comenzando por los 3.800 kilómetros cuadrados de las sebjas de Mauritania, zonas interiores que antiguamente se inundaban con aguas salobres), que García-Blairsy define como la mejor manera, sin duda, de comenzar la rehidratación del desierto. (Chaparro elal, 2002, Pág. 15)

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