Las cianobacterias son en general organismos
fotosintetizadores, pero algunas viven heterotróficamente, como
descomponedoras, o con un metabolismo mixto. Las cianobacterias comparten con
algunas otras bacterias la capacidad de usar N2 atmosférico como fuente de
nitrógeno. Fotosíntesis oxigénica: Las cianobacterias fueron las primeras en
realizar una variante de la fotosíntesis que ha llegado a ser la predominante,
y que ha determinado la evolución de la biosfera terrestre. Se trata de la
fotosíntesis oxigénica. La fotosíntesis necesita un reductor (una fuente de
electrones), que en este caso es el agua (H2O). Al tomar el H del agua se
libera oxígeno. La explosión evolutiva y ecológica de las cianobacterias, hace
miles de millones de años, dio lugar a la invasión de la atmósfera por este
gas, que ahora la caracteriza, sentando las bases para la aparición del
metabolismo aerobio y la radiación de los organismos eucariontes. Fijación de
nitrógeno: Las cianobacterias comparten con algunas otras bacterias la habilidad
de tomar el N2 del aire, donde es el gas más abundante, y reducirlo a amonio
(NH4+), una forma de nitrógeno que todas las células pueden aprovechar. Los
autótrofos que no pueden fijar el N2, tienen que tomar nitrato (NO3-), que es
una sustancia escasa; este es el caso de las plantas. La enzima que realiza la
fijación del nitrógeno es la nitrogenada, que es inhibida por el oxígeno, con
lo cual se hace incompatible con la fotosíntesis y, por tanto, en muchas
cianobacterias los dos procesos se separan en el tiempo, realizándose la
fotosíntesis durante las horas de luz y la fijación de nitrógeno solamente por
la noche. Algunas especies han solucionado el problema mediante los
heterocistes, unas células más grandes y con una pared engrosada con celulosa y
que se encargan de la fijación del nitrógeno; en los heterocistes no hay
fotosistema II, de modo que no hay desprendimiento de oxígeno y la nitrogenada
puede actuar sin problemas.
Algunas
cianobacterias son simbiontes de plantas acuáticas, como los helechos del
género Azolla, a las que suministran nitrógeno. Dada su abundancia en distintos
ambientes, las cianobacterias son importantes para la circulación de
nutrientes, incorporando nitrógeno a la cadena alimentaria, en la que
participan como productores primarios o como descomponedores. (Elosegui elal, 2009, Pág. 228).
Toxicidad:
Algunas cianobacterias producen toxinas y pueden envenenar a los animales que
habitan el mismo ambiente o beben el agua. Se trata de una gran variedad de
géneros y especies; algunas producen toxinas muy específicas y otras producen
un espectro más o menos amplio de tóxicos. El fenómeno se hace importante sólo
cuando hay una floración (una explosión demográfica), lo que ocurre a veces en
aguas dulces o salobres, si las condiciones de temperatura son favorables y
abundan los nutrientes, sobre todo el fósforo (eutrofización de las aguas). Los
géneros más frecuentemente implicados en floraciones son Microcystis, Anabaena
y Aphanizomenon. Los mecanismos fisiológicos de la intoxicación son variados,
con venenos tanto citotóxicos (atacantes de las células), como hepatotóxicos
(atacantes del hígado) o neurotóxicos (atacantes del sistema nervioso).
Floraciones
de cianobacterias (blooms): Las cianobacterias colonizan numerosos ecosistemas
terrestres y acuáticos. Sin embargo, en ambientes acuáticos es donde
especialmente se agregan, dando lugar a formaciones típicas conocidas como
floraciones o blooms. Estas proliferaciones en masa ocurren en aguas eutróficas
ricas en nutrientes (particularmente fosfatos, nitratos y amoníaco) bajo
temperaturas medianamente altas (15 a 30 °C) y donde el pH oscila entre 6 y 9.
Con todo, las floraciones cianobacterianas necesitan aguas poco removidas y sin
vientos para poder desarrollarse. Dichos blooms, resultan muy antiestéticos e
indeseables en aguas de recreo ya que cambian el aspecto del agua y causan
turbidez. Es más, está bien documentado que las cianobacterias, gracias a un
metabolismo secundario muy activo, son capaces de sintetizar un gran número de
compuestos orgánicos como antibióticos, antivirales, antitumorales, y también
otros compuestos nefastos como la geosmina y el 2-metil-isoborneol, que
confiere al agua de grifo un sabor execrable. Hay que añadir a todos estos
compuestos toxinas responsables de varios episodios conocidos de mortandad de
vertebrados (peces, así como ganado y otros animales que beben de las aguas
afectadas por el bloom) por ingestión de cianobacterias concentradas en la
orilla por la acción del viento. (Stainer elal, 1992, Pág. 381)
Cianobacterias
y la historia de la Tierra: Las cianobacterias fueron los principales
productores primarios de la biosfera durante al menos 1.500 millones de años, y
lo siguen siendo en los océanos, aunque desde hace 300 millones de años han
cobrado importancia distintos grupos de algas eucarióticas (las diatomeas, los
dinoflagelados y los haptófitos o cocolitofóridos). Lo más importante (ver el
punto correspondiente) es que a través de la fotosíntesis oxigénica inundaron
la atmósfera de O2 hace unos 2.500 millones de años. Siguen siendo los
principales suministradores de nitrógeno para las cadenas tróficas de los
mares.
Cianobacterias
y plastos: Los plastos son orgánulos que se encuentra en el citoplasma de las
células de las plantas y de las algas. Su función inicial es la de permitir la
transformación de energía luminosa en energía química (fotosíntesis). Ya a
finales del siglo XIX se postuló su origen como células independientes
adquiridas por una forma de simbiosis. Investigaciones realizadas en los 80
confirmaron que derivan de cianobacterias próximas a Synechococcus, que
contiene clorofila a y ficobiliproteínas al igual que los cloroplastos de las
algas rojas. La captura de cianobacterias que condujo a los plastos ocurrió una
sola vez, en un ancestro del clado llamado Primoplantae, en la estirpe que
conduce a las algas rojas (Rhodophyta) y las algas verdes (Chlorophyta), pero
luego en la evolución plastidial se han producido fenómenos de simbiosis secundaria
que han originado la gran diversidad actual de los plastos. Hay un grupo de
algas eucarióticas, los galucocistófitos (Glaucocystophyta), cuyos plastos
conservan el máximo parecido con una cianobacteria de vida libre, incluida la
pared de mureína entre las dos membranas de la envoltura. Las algas rojas
tienen en su aparato fotosintético la misma clase de pigmentos auxiliares, las
ficobilinas, que caracterizan a las cianobacterias. Taxonomía: La taxonomía de las cianobacterias está regida por dos códigos, el Código Internacional de
Nomenclatura de Bacterias y el Código Internacional de Nomenclatura Botánica;
esta duplicidad de nomenclatura causa una gran confusión. (Castelo
elal, 2008, Pág. 573)
Las
cianobacterias, también conocidas como algas verdes-azules, son un grupo de
bacterias muy especiales que, hace 3.600 millones de años, inventaron la fotosíntesis
y cambiaron drásticamente la evolución de la vida. Generaron y mantienen toda
la existencia actual del planeta. Dos expertos mundiales en estos microrganismos,
el matrimonio formado por Jiri Komárek y Jarka Kómarkova, quienes recientemente
han visitado las Islas Canarias, consideran inexploradas estas especies en el
archipiélago.
Él
es profesor emérito de Botánica y Ficología de la Universidad de Bohemia y ella
es profesora del Instituto de Hidrobiología de la República Checa. En su visita
a las islas no daban crédito a la enorme biodiversidad de microalgas y
cianobacterias que pudieron analizar, concretamente, en el norte de
Fuerteventura, islote de Lobos y algunos barrancos del norte de la isla de Gran
Canaria. "Seguramente supera con mucho la diversidad que hemos estudiado
durante años en otras áreas del planeta", señalaron. Esta pareja de
científicos, que ha impartido un Curso internacional sobre taxonomía y
conservación de la cianobacterias subtropicales en el Centro de Biotecnología
Marina, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han continuado viaje
hacia Guatemala, al Lago Atitlán, en un programa de la Universidad de
California y Naciones Unidas, donde realizarán una prospección del
hipercrecimiento de cianobacterias tóxicas ocasionado por centros turísticos en
los lagos habitados por comunidades indígenas.
Para
Komárek estos microrganismos son fascinantes "porque combinan las características de bacteria por un lado y de planta por otra. Las cianobacterias inventaron la
fotosíntesis y cambiaron la vida en el planeta", dice. "Son capaces
de inyectar oxigeno en la atmósfera y permitir que se generare la capa de
ozono. Son organismos que colonizan todos los ambientes: marinos,
dulceacuícola, terrestres y hasta en el punto más árido del desierto del Sahara
se puede encontrar tapices de cianobacterias". Además, afirma este
experto, estos microrganismos, al entrar en simbiosis con otras células,
crearon las células actuales de las plantas terrestres; la clorofila (el
pigmento que le da el color verde) no es más que la consecuencia de la
presencia de las cianobacterias en las plantas (en forma de cloroplastos).
"Son por tanto el invento más revolucionario que se ha dado en el planeta,
al ser capaces de robar electrones al agua y producir energía y condensar el
carbono y como "residuo tóxico" producir oxigeno del que vivimos
todos", dice: "Si me dejan puedo estar horas hablando de las
cianobacterias", advierte el veterano investigador, de casi ochenta años
" y puedo explicar a través de ellas todo lo que nos rodea, el paisaje y
hasta a nosotros mismos. Son microrganismos muy antiguos y no han cambiado
desde sus orígenes hace 3.600 millones de años. Pero éstos son los responsables
de la evolución en la tierra." (Campbell elal, 2005, Pág.
621)
Vida
sin sexo: Las cianobacterias no mueren porque se reproducen sin sexo (el sexo
inventó la muerte). Sin embargo, Komarek resalta la enorme adaptabilidad de
estos microrganismos, que viven en unas condiciones increíbles: en fumarolas a
setenta grados, en aguas ácidas, dentro de las rocas de la Antártida, en
costras del desierto, en lagunas hipersalinas, y crecen en simbiosis con
líquenes y plantas. También destaca que son los únicos organismos capaces de
fertilizar los suelos con nitrógeno que esculpen el paisaje porque forman y
rompen las rocas, construyen físicamente las playas, las montañas, etcétera. Gracias a dos técnicas recientes -la
microscopia electrónica y la biología molecular- se ha revolucionado la
taxonomía de las cianobacterias y ha cambiado drásticamente la percepción de su
importancia climática a escala global y de su biodiversidad. "Ahora esta
todo por decidir y necesitamos aclararnos sobre la biodiversidad de estos microrganismos
que mantienen la vida en este planeta", dice Komárek. Él ha publicado
recientemente varias investigaciones sobre cianobacterias que viven en zonas
glaciares, extremófilas -como su nombre indica son microrganismos que habitan
en condiciones extremas de temperatura y ambientales, en este caso de frío- que
pueden pervivir en zonas antárticas dentro de las rocas, a menos 120 grados
centígrados. Y mientras que a las plantas y a los animales les es imposible
vivir por encima de 40 grados, las cianobacterias logran sobrevivir
permanentemente en aguas termales a más de 80 grados centígrados. Por ello, los
extremofilos se han convertido en objeto de estudio de la NASA y de la Agencia
Europea del Espacio (ESA), especialmente para proyectos de terraformación que
pretenden hacer habitables planetas mediante su inoculación con cianobacterias,
con finalidad de que se genere, nuevamente, un planeta Tierra. (Pinilla,
1998, Pág. 18)
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